¿Una boda en pandemia? La historia de este enlace nos enseña cómo con amor, un poco de ingenio y optimismo se pueden alcanzar los sueños. Incluso cuando eso implica casarte durante una crisis sanitaria mundial. Os cuento cómo lo consiguieron Aída y Jaime con su boda en plena época Covid.

Muy pocas parejas consiguieron mantener sus fechas de boda en 2020. La incertidumbre sobre la situación de la pandemia, la imposibilidad de realizar planes más allá de a 2 semanas vista sin contar con la posibilidad de nuevos confinamientos, toques de queda, restricciones… hicieron que postponer sin fecha las celebraciones fuese la tónica habitual el año pasado. Pero Aída y Jaime habían trabajado mucho en la planificación de su gran día, una boda muy cuidada, llena de detalles. Así que, una vez pasado el confinamiento de la primavera de 2020, se propusieron firmemente mantener la celebración para comienzos del mes de agosto.

Empecemos por el principio: el vestido de la novia

Todo empezó en septiembre de 2019. Aída y Jaime habían fijado la fecha de su boda para mayo de 2020, así que la maquinaria se puso en marcha y comenzaron los preparativos.

En algunas bodas me piden ir más allá del día de la ceremonia, realizando por ejemplo una sesión de fotografía preboda o asistiendo a otras actividades que la pareja quiere conservar en el álbum de recuerdos familiar. En esta ocasión, acompañé a la novia, a su madre y a sus amigas en varias ocasiones a las pruebas del vestido en el atelier de Sara Lage.

Cada vez es más habitual que la prueba del vestido forme parte de la sesión de fotos de la boda. Poder captar ese primer momento en el que la novia se ve tal y como había imaginado dando el sí quiero, una imagen formada quizás desde que era sólo una niña, es un momento mágico que no se puede dejar escapar.

Por eso, en línea con mi estilo de fotografía documental para bodas, acompañé a Aída desde el bocetaje del diseño hasta la prueba final del vestido. La novia suele ir acompañada a estas pruebas de su madre, de las damas de honor u otras amigas. Hacer esto nos brinda la oportunidad de conocer más a la protagonista por excelencia del enlace, y también a su entorno más inmediato. 

Además, en esta ocasión, habernos visto en varias ocasiones contribuyó a sentar las bases de una confianza que resultó super importante para que los novios sobrellevaran mejor todos los altibajos que sufrió la organización de este enlace desde la llegada del coronavirus. Porque al acompañarles en los preparativos, desde meses antes a la boda, conseguimos que me sumerja totalmente con el equipo de wedding planner, y a veces, ¡hasta me hace sentir parte de la familia!

Y llegó el gran día

7 de agosto de 2020. Fue una celebración de tarde. Todo estaba calculado, aunque después de varios meses de restricciones se disfrutaba de una relativa calma, en aquel momento precisamente se publicó un decreto por el cual a las 00.30 h se verían obligados a finalizar la celebración. Tras meses de preparación, con una boda llena de detalles y mucho mimo, la novia se enteró de tan mala noticia en plena sesión de maquillaje el mismo día de la boda, sin margen de maniobra para reorganizar la fiesta. Adelantar la celebración al mediodía para contar con más tiempo de disfrute con los invitados no era ya una opción… ¡Pero eso no les paró!.

La novia se vistió en el Hotel Meliá A Coruña, donde provechamos para hacer una sesión First look. Se trata de una sesión en la que los novios se encuentran en privado instantes antes de que el engranaje de la ceremonia se ponga en funcionamiento. Estas serán las últimas fotos que tendrán juntos de solteros, un momento irrepetible donde los nervios y la complicidad lo inundan todo. En este caso, elegimos la habitación de la novia, un dúplex, para captar las instantáneas.

La pareja que protagoniza esta boda en pandemia eligió un cadillac rosa impresionante para desplazarse hasta el lugar donde se iba a desarrollar el evento, el Pazo de Xaz.

La ceremonia en la buganvilla

Todo el mundo esperaba a los novios a su llegada. Eligieron el espacio más icónico del Pazo, la pared con la bugambilla rosa, para celebrar el acto.

La oficiante de la ceremonia fue una amiga de la novia, y varias amistades de la pareja participaron en el acto con emotivos discursos. La ceremonia finalizó con la preciosa ceremonia de la vela. También conocida como ceremonia de la luz, se trata de un momento simbólico cargado de romanticismo y significado. Son necesarias dos velas idénticas, que representan a los novios, y otra más grande, que ambos encienden juntos, simbolizando el proyecto en común que están a punto de iniciar. 

 

Retransmisión en directo para los invitados que no pudieron asistir

Una boda en pandemia debe adaptarse a las circunstancias tan especiales que se viven en ese momento. Como muchas amistades y familiares vivían fuera, la boda fue retransmitida y traducida a distintos países y lugares del mundo, para lo que contaron con la empresa ATTESOR para poder transmitirla en directo con traducción simultánea en varios idiomas.

Diana Fajardo

Una boda llena de detalles

Todo estaba cuidadadosamente pensado, gracias a las estupendas ideas de Wonatti Wedding Design para una decoración de 10.

¿Y qué me decís del maravilloso trabajo que hizo La Repro Eventos?

En cuanto a la comida, la novia tenía muchas ganas de que los productos gallegos fuesen el centro de atención en el cóctel. Por ello, se organizaron diferentes estaciones, en los que se podían degustar productos 100% gallegos: empanada, mariscos, etc.

Animó la velada Más Music, con una sesión de discos en vinilo, acompañando con cócteles de Cousa Rica.

Ya durante la parte final de la fiesta, la novia aprovechó para quitarse la sobrecapa y quedarse sólo con el vestido. La cena tuvo lugar en el interior del Pazo, en un espacio amplio y que cumplía con todas las medidas sanitarias recomendadas. Familia y amigos sorprendieron a los novios con un montaje de fotos y vídeos, incluyendo mensajes de aquellas personas que no habían podido asistir. 

Para continuar con el protagonismo de la tradición gallega, se hizo una queimada. Acto seguido, los novios abrieron el baile de la mano de un amigo íntimo que les cantó una canción de Elvis y luego contaron con música en directo a cargo de Los Mecánicos. Tenían preparado un guateque de los años 80, más cócteles con Cousa Rica y barra libre, pero no hubo opción a continuar la fiesta, porque había que cumplir con las nuevas restricciones.

Y así fue como transcurrió esta atípica boda en pandemia, en un momento en el que todo pronosticaba que no se podría conseguir, Aída y Jaime hicieron realidad su sueño. Quedaron muchas cosas en el tintero, que seguro que dentro de unos años podrán retomar para quitarse la espinita y celebrar un aniversario de boda con los suyos por todo lo grande.

 

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